Encontrar el influencer adecuado es fundamental para una estrategia de relaciones públicas.
En estos tiempos modernos, donde la aldea global de la cual hablaba el teórico de la comunicación Marshall McLuhan es una realidad cada vez más presente, ha surgido el fenómeno de los influenciadores, o influencer, personajes que por su popularidad se han convertido en vehículos importantes para llevar mensajes al público, sobre todo a través de las redes sociales.
En su continúa labor de dar a conocer productos, servicios, marcas o acontecimientos, las relaciones públicas utilizan a los influenciadores, tarea que requiere de un análisis profundo para escoger bien a quien vaya acorde con el mensaje a difundir.
Y es que escoger un influencer para tal o cual campaña no debe ser una tarea fácil, toda vez que muchas veces el número de seguidores que tiene no es garantía de que el mensaje vaya a surgir efecto.
Igualmente, se debe evitar que el influencer sea, como sucede en varias ocasiones, el del momento, el que sale anunciando de todo, pues esto le resta credibilidad.
Estos errores provocan resultados adversos, pues se comete el desacierto de estar enviando mensajes a un público desinteresado, o que pierda interés al ver o leer al mismo personaje recomendando productos, incluso competencias.
Cada producto o servicio debe tener su influencer, una persona conocida que en base a su credibilidad y reconocimiento llegue a fidelidad con lo que anuncia, llevando a feliz término la campaña a promocionar.
Estudiar sus cualidades será esencial para determinar si va acorde con la marca que anunciamos, pues ya pasaron los tiempos en que se escogía a cualquier conocido para llevar adelante un mensaje.
Hoy día existe la necesidad de establecer, de priorizar, una correlación directa entre los influencers y la marca, ya que obviar esto es no saber administrar los recursos de comunicación que pretendan garantizar una efectiva campaña de comunicación.